Una de las cosas que me gusta de Próxima es que además de tener en común el trabajo diario, todos los que componemos el equipo tenemos otras actividades en nuestras vidas: Lucila lleva clases de piano, Natalia de natación, Javier anda viajando por el mundo, Karla es fiebre del yoga, Gustavo es un cinéfilo, Lorena hace manualidades, María Antonia es una artista, Julián hace triatlones, Andrey es fotógrafo y así puedo seguir con todos los compañeros, quienes pienso, todas son personas interesantes que no solamente trabajan sino que también tienen metas personales y eso las hace más completas y feliquilibradas.
En mi caso, una de las actividades que más me gusta hacer en la vida es correr y este año hice mi primera maratón, que son 42 kilómetros en una sola sentada (corrida). Contrario a lo que mucha gente puede pensar, el día de la maratón no es lo más duro, si no todo el proceso previo de varios meses de entrenamiento, disciplina, dieta, madrugadas y hasta aguaceros que se tiene que llevar uno para poder prepararse bien.
De todo ese proceso aprendí mucho, y todo ese aprendizaje no se quedó solo en las tennis. En realidad también son enseñanzas que me han servido para el trabajo y para las metas profesionales. Por eso hoy las quiero compartir en este blog:
Si uno tiene una meta clara es más fácil ser disciplinado y constante. Si no, rápidamente se pierde, le gana la flojera y abandona, o se va por cualquier lado. Todos los días la razón para levantarme a correr en la mañana, era que tenía que terminar la maratón y para eso tenía que entrenar. Lo mismo es en el trabajo, si uno no tiene claras las metas de los proyectos, o incluso las metas de la semana, es sencillo perderse. Por ejemplo, algo que me es muy útil, es que todas las semanas tenemos una reunión de equipo en la que establecemos los pendientes de esa semana y eso me ayuda mucho a organizar mi trabajo diario, para saber qué tengo que cumplir y no perderme.
Corra un kilómetro a la vez: Cuando uno va por el kilómetro 3, hay que correr el 3 y no angustiarse por todo lo que le falta porque no se pueden correr dos kilómetros al mismo tiempo y porque eso le impide concentrarse en lo que está, hacerlo bien y disfrutarlo con plena conciencia. Hay que ir paso a paso, pero sin detenerse. En el trabajo, a veces puede ser a agobiante la cantidad de pendientes que hay, pero hay que hacerlos paso a paso y organizar las prioridades, para terminarlos con buena letra.
Rodéese de personas que lo animen a ser mejor: Aunque uno corre solo y nadie más corre por uno, el apoyo de la gente, esté presente o no, fue una de las motivaciones más grandes que tuve para correr. La noche que salí de viaje, mis compañeros de Próxima me enviaron una foto con carteles que habían preparado para echarme porras. El día de la maratón entre todos completaron 42 km y al mismo tiempo que me conmoví, eso fue un motivante para pensar “¡qué vergüenza, ahora no me queda más que terminar!”. Y aunque en Próxima trabajamos cada uno desde su casa, también nos reunimos para celebrar y compartimos las buenas noticias, las difíciles, las ideas, y yo pido consejo y ayuda a algunos compañeros cuando la necesito y siempre tengo una respuesta amable y sobre todo profesional.
Dele sentido a lo que hace: para mucha gente correr es una moda tonta pero lo cierto es que ahora cualquier cosa puede ser una moda tonta. La diferencia la pone uno. Correr una maratón es llevar el cuerpo y la mente al límite y aprender a mantenerse bajo control. Entonces yo decidí correr esos 42 kilómetros con la intención de usar toda esa energía y esa fuerza de voluntad en una intención personal y cada paso que daba me iba acercando más a esa intención. En el trabajo, es sencillo perderse en el día a día o nada más trabajar para sobrevivir y por eso hay que trabajar en causas en las que uno crea firmemente y sentir que con lo que uno hace está construyendo también un mejor país y dejando una huella, como los proyectos de responsabilidad social y sostenibilidad que desarrollamos para nuestros clientes.
Usted es más fuerte de lo que piensa: A todos nos hace falta darnos cuenta que somos más fuertes de lo que pensamos y eso lo entendí corriendo una maratón, porque es algo que hace 3 o 4 años me parecía totalmente imposible. Profesionalmente, y aunque suene muy cliché, mucha gente se queda muy cómoda en su zona de confort. Saque un ratico un día de estos para preguntarse ¿Cómo salir de la comodidad? ¿Qué aprendo nuevo para mejorar?
Cualquier meta que uno se proponga se puede lograr con disciplina y esfuerzo, corriendo en la calle, en bici, y a veces también corriendo riesgos. Trabaje por los sueños que tenga, desde los más grandes hasta los más pequeños, porque en una que va, una que viene, se despierta.
– Shirley Malespín (comunicadora y maratonista)
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