Rompope Don Darío, un emprendimiento basado en la mejora de su proceso productivo.
Historia de Rompope Don Darío muestra potencial de receta que trascendió generaciones.
Seis consejos prácticos que pueden servir para innovar desde un producto tradicional.Una historia para contar
En la comunidad de San Pedro de Poás, rondaba 1920 cuando Darío Rodríguez, bisabuelo de los fundadores de Rompope Don Darío, recibió de su madre una receta muy especial. Tres generaciones después, un delicioso rompope artesanal saldría del ámbito familiar para colocar más de 5000 botellas de producción en 20 distintos puntos de venta del país, incluida toda la cadena Auto Mercado.
Sin embargo, dado su éxito comercial actual, pocos sospecharían que este emprendimiento, que ya cuenta con su propio sitio de producción, surgiera a raíz de las dificultades económicas que vivieron los hermanos Francisco y Cynthia Castro, tan solo seis años antes, en el 2012, cuando recurrieron a la venta del rompope para salir adelante a través de ventas informales en el vecindario.
A la fecha, las miles de botellas producidas que llevan la icónica imagen del bisabuelo Don Darío, son una muestra real de que los emprendimientos pueden surgir en el momento menos sospechado bajo las condiciones más adversas; solo basta contar con un buen producto y una visión empresarial e innovadora.
Sin duda, una de las bebidas más tradicionales tras la llegada de la navidad es el rompope. Se dice, que en la época colonial, la orden monástica de las Clarisas desarrolló la receta tomando como base la bebida alcohólica que los españoles llamaban Rompón. Tiempo después, se difundió su receta que utilizaba ingredientes adicionales y lo convertían en un producto de celebración. Si bien la creación de las monjas fue una forma de innovación sobre el producto, o mejor dicho, sobre una receta, el caso que se refleja a continuación se enfoca más sobre la innovación de proceso.
El Rompope Don Darío fue un emprendimiento que arrancó hace tan solo seis años y demostró que en efecto, es posible innovar desde un producto creado en el pasado sin alterar la esencia que lo define. A continuación algunos consejos sobre cómo se hace para transformar lo viejo en novedoso, tomando el caso de este delicioso rompope artesanal que ahora ocupa espacio en las estanterías de importantes puntos de venta del país.
Ojos atentos al potencial oculto: El emprendedor promedio ve una oportunidad donde otros no lo hicieron, en ocasiones, hay que estar frente a una coyuntura para poder ver esa oportunidad. Este fue el caso de la familia Castro Villalobos, creadora de la marca Rompope Don Darío, que tomó una coyuntura económica difícil, en el 2012, para convertir una situación inestable en una oportunidad empresarial cuyo potencial apenas asomaba.
Los ojos del experto siempre ayudan: Tener una idea es algo bueno, ejecutarla es aún mejor, pero contar con la visión de un experto es lo que ayuda a un negocio a trascender. Esto fue exactamente lo que pasó al Rompope Don Darío cuando se unió a sus filas Adrián Montero, el novio de Cynthia Castro. Su experiencia en el mundo de alimentos y bebida fue lo que incentivó a la familiar a invertir más en crear las condiciones para crecer como una alternativa productiva de mayor escala. En palabras de Adrián Montero “el producto era tan bueno que la gente tenía que conocerlo”.
Explotar inteligentemente la tradición: ¿Qué diferenciaba a Rompope Don Darío de otros rompopes existentes? Su receta única. La familia Castro Villalobos sabía que crecer como negocio no podía afectar en ningún sentido la esencia del producto que brindaban. En este sentido se mantuvieron fieles a la receta original pues el propósito no era solo vender rompope sino ofrecer un producto de carácter único, de hechura artesanal sin agregar aditivos o productos que fueran a afectar su sabor distintivo. De esta forma, para explotar la tradición se avocaron a respetar la tradición y es por esto que la marca ofrece un rompope único en su género que poco a poco va creciendo en demanda según sus consumidores lo van conociendo.
Crear las condiciones con los medios económicos posibles: En ocasiones el imperativo de crecer y desarrollarse puede llevar a un negocio a cometer errores que afecten su supervivencia. Este no fue el caso de Rompope Don Darío, que lo que hizo para evolucionar fue llamar a socios a unirse a la empresa y procurarse así los recursos para establecer un taller de producción adecuado al negocio en desarrollo. El taller, aunque pequeño, es capaz de producir con estándares de inocuidad altos y sin hacer inversiones que podían afectar la curva de rendimiento. Como resultado, lograron afirmar un negocio estable financieramente y atractivo como inversión.
Adquirir confianza sobre la base del resultado: Desde el 2012 en que se inició el negocio hasta la navidad del 2018, el Rompope Don Darío ha adquirido una demanda creciente que le ha permitido proyectarse y estimar su evolución a partir de una lectura de su experiencia. Los buenos resultados del negocio, hasta el momento, son los que han incentivado a sus socios a reinvertir en la mejora del proceso productivo e ir refinando su oferta para elaborar un producto con estándares de inocuidad lo suficientemente robustos como para colocar su producto en cadenas de supermercados, como sucede actualmente con los Auto Mercado. Esto permite al negocio conservar su indiscutible sello artesanal pero al mismo tiempo llegar hasta puntos alejados del país como Guanacaste.
La relevancia de proyectarse: Pasar de un esquema productivo informal a uno de carácter más formal ha implicado varios esfuerzos para el Rompope Don Darío, desde esmerarse por elaborar una identidad de marca que represente bien al producto, hasta consolidar una presentación atractiva en botella de vidrio y una producción con requerimientos altos de inocuidad. Como resultado, este Rompope dio los pasos necesarios para presentarse en ferias y actividades de presentación que han permitido a la marca posicionarse con fuerza e ir ganando terreno en el mercado. Estas acciones de proyección del producto le han valido para consolidarse con cada vez más fuerza y aspirar a seguir desarrollándose en el corto y mediano plazo.
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